Revista Qué leer (2012)
—¿Qué cree que le ha aportado el oficio de guionista a su labor como escritora literaria?
—El conocimiento analítico para la construcción de una dramaturgia afianzada en personajes complejos. Pero sobretodo la humildad .
—¿Y viceversa?
—Posibilitar que la narrativa audiovisual, en cualquier género, conserve tu sello personal y permita comunicar tus emociones y tu propia visión del mundo. Pero sobretodo la satisfacción autoral.
—¿Qué es más difícil enseñar literatura en un instituto y enseñar guionismo en la universidad?
—Mil veces más difícil enseñar “literatura encorsetada” en un Instituto que “guionismo libre” en la universidad. Podría enseñar “literatura libre” sin problemas hasta en el parvulario, pero ajustarse a los programas oficiales invita a la frustración.
—¿Por qué tras el éxito de su serie de brujas y fantasía ha cambiado a una novela híper-realista como Palabras envenenadas?
—Por eso precisamente, para no repetir fórmulas ni ensimismarme en el éxito. Disfruto aventurándome en nuevos territorios, del tipo que sean.
—¿Qué conclusión le gustaría que extrajesen los lectores de esta novela?
—Que les ha emocionado y que les ha dado en qué pensar.
—Es una novela que trata un tema muy duro... ¿qué es lo que la convierte en una novela juvenil?
—En qué afecta sobretodo a los jóvenes puesto que ellos son las víctimas de los abusos. Hablarles sobre un tema considerado tabú significa nombrar a lo innominado, visualizar lo que permanece oculto y verbalizar un discurso necesario.
—¿Es cierto eso que cuentas en tu blog que nunca escribes de noche? ¿Por miedo a las brujas?
—Lo siento, ya sé que no es nada misterioso ni romántico escribir a la luz del día sin copa ni cigarrillo (lo dejé) , pero mis bioritmos de madre en activo solo me permiten escribir en horario escolar máxime con un café cargadito. Eso sí, brujas las hay a todas horas.
—¿Alguna otra manía... confesable?
—Voy a nadar cada mañana para refrescarme las ideas. Soy así de rara.
(Qué leer, 2012)