Revista Fantasymundo (2012)
—Si en una sala repleta de lectores se preguntase si conocen a Maite Carranza seguro que la persona no recibiría ni una sola respuesta negativa. Aproximadamente once premios literarios, una infinidad de novelas infantiles y juveniles escritas, premios por su trabajo como guionista y una novela adulta publicada. La carrera de Maite Carranza es más que eso, infinidad de historias la avalan, entre ellas la más exitosa, la trilogía “La guerra de las brujas”, traducida a más de 20 lenguas. La autora está licenciada en Antropología, ha sido profesora de Lengua y Literatura, así como desde los años noventa inició su carrera como guionista en televisión. Actualmente compagina el estar siempre enfrascada en una novela con su carrera de guionista y ejercido de profesora en Másters de escritura de guión. Carranza vive en Barcelona con sus tres hijos y muchos más literarios. Hoy tenemos a Maite en Fantasymundo para hablarnos de ella, de su carrera literaria y de sus obras.
Son muchos años como escritora los que te acompañan, creadora de historias, profesora, antropóloga, guionista… ¿Quién es Maite Carranza?
—Buena pregunta. Mi especialidad es el travestismo y lo practico diariamente. En el espacio de un día puedo transformarme en escritora, madre, gestora administrativa, taxista, psicóloga, guionista, conferenciante, profesora y cocinera.
Ideas, lo que se dice ideas para crear, no me faltan nunca y curiosidad, afortunadamente, tampoco. Todas las facetas profesionales de mi vida son vasos comunicantes que se retroalimentan y se nutren de mi propia vida, de mis experiencias, de mis reflexiones, enfados y querencias. Todo resulta más simple visto así.
—Numerosos son los premios que has ganado de literatura juvenil, destacando entre ellos dos veces el premio Edebé, en el año 2002 con ¿Quieres ser el novio de mi hermana? y otra en el 2010 con Palabras envenenadas ¿Cómo han sido para ti estas dos ocasiones?
—Precisamente has destacado dos premios muy significativos. En el año 2002 inicié mi andadura con EDEBÉ gracias a la relación que establecí con su editora tras ganar el premio EDEBÉ Infantil. Significó un retorno ilusionante a la literatura después de siete años abducida por los guiones.
En el caso de Palabras envenenadas supuso la comprobación de que muchas historias que reservaba para las pantallas podían ser buenas novelas para jóvenes y que experimentar y transgredir no debe asustarnos. Fue una grata sorpresa recibir el premio. Sinceramente, creía que la novela no sería votada por políticamente incorrecta y que debería dirigirme a un público adulto. Me confirmó que la literatura juvenil es más madura y tolerante de lo que muchos se empeñan en difundir.
—Como cualquier autor antes de escritora eres lectora, habiéndote influido en algún momento las letras de algún compañero de profesión ¿Qué autores y novelas son importantes para ti como autora? ¿Y alguno especial como persona?
—Como autora reconozco que la mayor influencia literaria se la debo en su momento a Vargas Llosa. Me defino como una “escribidora de historias” al igual que su maravilloso personaje. Su agilidad, su uso del diálogo, y su forma de estructurar los argumentos (en tramas subjetivamente narradas por personajes) han sido modelos estilísticos y narrativos que he utilizado en más de una novela.
Como persona me influyeron sobretodo los autores rusos Dostoieski, Tolstoi y Cholojov los franceses Flaubert y Stendhal, los ingleses Durrell, Dickens y E.R. Borrow y los autores iberoamericanos : Cortázar, Borges y García Márquez. Cuando me inicié en la lectura, en los años 70 esos eran mis autores de cabecera. Ya se sabe que las primeras lecturas de adolescencia y juventud marcan.
—La guerra de las brujas es tu trilogía más conocida y exitosa entre tus obras ¿Por qué crees que ha maravillado a los lectores la historia de Anaid? ¿Cómo fue el proceso de escritura de la trilogía?
—Yo también me he hecho la misma pregunta y creo que la clave reside en que más allá de narrar una historia fantástica, repleta de sorpresas y aventuras, deseaba bucear entre las difíciles relaciones afectivas entre madres e hijas. Los referentes de esas brujas son pues, muy cercanos, muy próximos a los lectores y lectoras. Además del ingrediente mítico y mágico, la historia se sustentaba en las emociones humanas. Y así planteé el argumento, supeditándolo siempre a los personajes.
—La figura de las brujas es muy atractiva actualmente, pero también se las ha visto como mujeres horrendas, en tus libros son mujeres normales y en muchos casos muy bellas ¿Por qué escribir sobre brujas y del modo en el que las has plasmado? ¿Con qué palabra definirías tu sensación al escribir la trilogía La guerra de las brujas?
—Mi interés por las brujas viene de muy antiguo, de mis estudios de antropología vinculados a la demoniología sobre la que inicié una tesina. Ya entonces las brujas me parecieron seres fascinantes y absolutamente contradictorios. Si por una parte eran sanadoras populares por el otro habían sido demonizadas por la Iglesia. Las brujas eran al mismo tiempo misteriosas y esperanzadoras y malvadas y temibles. En mi investigación para crear mi propio universo de brujas hallé estudios francamente curiosos que me dieron muchas ideas. La idea de Margaret Murray (una antropóloga) que identifica a las brujas con sacerdotisas paganas que adoraban a una divinidad masculina encarnada en el ciervo, la idea de la tradición centroeruopea que establece la estrecha relación entre vampirismo y brujería o la idea de la delgada línea que separa a brujas de hechiceras, magas y hadas en la mitología grecolatina y el folklore popular.
Ese mundo me resultó apasionante y así es como definiría el proceso de escritura de los tres años que dediqué a la trilogía de las brujas.
—A la hora de ponerte a escribir u organizar el argumento de una novela ¿Tienes algún tipo de ritual o calendario? ¿Posees algunas “Manías de escritor”?
—Para escribir soy muy pragmática ( por necesidad) y me rijo por calendarios estrictos, horarios y rutinas. Tengo una novela perfectamente diseñada antes de escribirla y cada día me marco un número determinado de páginas.
Por lo demás, hago deporte cada mañana y no soporto los ruidos. Esas son mis únicas manías.
—Las hadas también forman parte tus novelas, más concretamente de Magia de una noche de verano la historia de Marina suplantando a su hermana en un verano en Dublín ¿Cómo nació la idea para esta obra que tan buenas críticas ha cosechado? ¿Qué dirías que tiene Magia de una noche de verano de la obra de Shakespeare con un nombre similar?
—Las hadas fueron un descubrimiento fabuloso que hice gracias a mis lecturas sobre brujería. Se nutren de la misoginia y del terror reverencial hacia la hechicería femenina. La mitología celta irlandesa – con su ambigüedad de género- fue la fuente principal de inspiración para esa historia de hadas y dioses ancestrales (los Tuatha de Dannan) que habitan bajo las suaves colinas de los bosques irlandeses.
La idea de dos jóvenes que acuden a Dublín a aprender inglés bajo apariencias falsas estaba en los orígenes de otra novela que nunca llegué a escribir. Y se me ocurrió fusionar humor realista con magia feéerica. Algo sacrílego, pero muy divertido.
El enfoque humorístico, veraniego y mágico de la novela me hizo darme cuenta de las muchas similitudes con la obra teatral de Shakespeare, pero la mayor sorpresa me la llevé al darme cuenta de que posiblemente sus “hadas” Oberón y Titania estaban inspiradas en los personajes míticos de “Finvana y Onaagh” los reyes de los Tuatha de Dannan, permanentemente enzarzados en sus disputas motivadas por los celos. Y decidí hacerle un guiño al espectador. Quien haya leído “sueño de una noche de verano” puede comparar. Y quien no, puede leerla. Siempre es un placer citar a los clásicos.
—Actualmente son muchos los escritores jóvenes que intentan abrirse un camino en el mundo literario, en sus inicios con la inocencia de no saber lo difícil que es ¿Qué consejos les darías a aquellas personas?
—Que lean mucho, que escriban mucho, que vivan muchas experiencias y que no tengan prisa por publicar. Si lo consiguen podrán distinguir al cabo del tiempo cuando es el momento adecuado para dar a conocer un libro.
—Compaginas tu trabajo como escritora con el de guionista en televisión. Si te diesen a elegir ente uno de los dos ¿Con cuál de ellos te quedarías? ¿Qué tiene ser guionista que no tenga el ser escritora y viceversa?
—No creo que deje nunca ninguno de los dos, pero en los últimos tiempos me decanto más por la escritura de novelas. El guión es estimulante, aporta más inmediatez y se trabaja en equipo, lo cual resulta muy divertido. La literatura es más solitaria e introspectiva, pero tiene la compensación de ser más autoral.
—Palabras envenenadas es la historia del secuestro de una chica llamada Bárbara Molina, del momento en el que se cree que está muerta a pesar de que su cuerpo no ha aparecido. En esta novela haces una denuncia de temas, que desgraciadamente, son actuales. ¿Por qué te decidiste a escribir Palabras envenenadas? ¿Qué crees que aporta a la literatura juvenil?
—Llevaba acariciando desde hacía años la idea de hablar sobre violencia de género y manipulación psicológica. Los casos de Natasha Kampush y Elizabeth Fritzl me dieron la clave para narrar una historia que pivotase en torno a esos dos ejes. Al principio, tenía in mente escribir una película, luego cambié de opinión y me decanté por asumir enteramente la autoría ( en cine y tv todo se diluye) y me puse a escribirla en forma de novela pensando en un lector joven. Temí que fuese rechazada, pero al ganar el Premio EDEBÉ todo resultó fácil. Buenas críticas, buena aceptación por parte de jóvenes, profesores y familias, el Premio Del Templo de las Mil Puertas, el Premio de la Crítica Serra d’Or y como espaldarazo final el Premio Nacional de literatura Juvenil.
En mi opinión esta novela aporta la confirmación de que todos los temas son abordables desde la literatura juvenil y que nuestros jóvenes están lo suficientemente maduros para que los adultos no ejerzan censuras en su literatura.
—Hace un tiempo que no ha salido ninguna obra tuya al mercado, una pena para los muchos lectores que te siguen, pero ya se sabe que no es un trabajo fácil ¿Veremos pronto otra novela escrita por Maite Carranza a la venta? ¿Nos puedes contar algo sobre ella o sobre algún proyecto actual en el que estés enfrascada?
—Han salido en el 2011 dos novelas infantiles de una nueva serie humorística titulada “Víctor Yubacuto” con ilustraciones y cómics de Agustín Comotto. Saldrá una tercera después del verano y a principios del 2013 publicaré una novela para adultos, pero recomendable para jóvenes, sobre inmigrantes gambianas. Y ahora mismo tengo entre manos la escritura de una novela juvenil fantástica. Ya veremos.
—En la vida, y más en la de un autor, siempre hay historias que son más especiales que otras, por el proceso, las escenas o los personajes ¿Destacarías alguna de tus obras especialmente sobre las otras? ¿Por qué?
—Creo sinceramente que aquellas historias que resultan más exitosas los son porque han sido honestas y reflejan espontáneamente mi forma de ver el mundo y dar respuesta a mis inquietudes. Frena Cándida, Frena, ¿Quieres ser el novio de mi hermana? La guerra de las brujas o Palabras envenenadas dicen muchas verdades y hablan mucho de mi misma y mi actitud vital.
—Como la gran aventura de una novela la carrera del escritor está repleta de miedos y también de alegrías ¿Cuál dirías que es tu mayor miedo como autor y tu mayor alegría?
—El mayor miedo como autora es que una novela no interese. Me dan lo mismo las críticas eruditas, lo peor que le puede suceder a un libro es no ser leído.
La alegría me la dan los encuentros con jóvenes, esa oportunidad que tenemos los autores juveniles de contactar con nuestros lectores sin intermediarios. Es un pulso continuo y un intercambio muy estimulante como escritora. Es cuando te das cuenta realmente si lo que escribes interesa o no y por qué.
—¿En qué lugar te gustaría estar ahora mismo, en el cual también te gustaría ambientar una próxima novela?
—Mi próxima novela se ambientará en los Pirineos, en un lugar tan mágico como las montañas que le dan nombre a un macizo que escalé de joven Los Encantados. Este agosto me dedicaré a hacer excursiones por esos parajes. Me encanta la montaña y el verde.
—Por último ¿Sería posible que dedicases unas palabras a todos tus lectores de Fantasymundo? Agradecerte muchísimo que nos hayas dedicado tu tiempo estando siempre enfrascada en alguna aventura literaria, desde aquí te deseamos muchísima suerte con tus futuras y pasadas obras.
—Leer nos permite viajar, soñar y vivir en mundos paralelos. Nunca he dejado de tener un libro a mi lado. Os lo recomiendo.
Gracias y suerte a vosotros también.
(Daniel Ojeda: Fantasymundo, 2012)