Revista Escuela (2005)
—Tiene el Premio Edebé de literatura infantil. ¿Qué propósitos y planteamientos se hace cuando escribe para los niños?
—Sencillez narrativa, claridad expositiva y sinceridad sin artilugios. Los niños son muy listos.
—¿Qué visión ha querido dar del mundo mágico de las brujas con su novela El clan de la loba?
—Una visión humana, cotidiana y actual sin prescindir del elemento fantástico. Las brujas protagonistas (Omar) son mujeres modernas que trabajan, se enamoran y educan a sus hijos al tiempo que mantienen sus rituales y están vinculadas a su clan. La bruja Odish, en cambio, tienen una proyección más acorde con la pintura fantástica que de ellas se ha hecho lo largo del tiempo, son inmortales, sanguinarias e «inhumanas».
—Ha publicado más de cuarenta títulos después de haber ejercido como guionista y docente universitaria en guiones. ¿Cuál de los dos mundos le resulta más sugestivo?
—La creación siempre es sugestiva. La diferencia principal es que el trabajo de escritura del guión es inmediato y colectivo, con lo cual la autoría y el perfeccionismo quedan diluidos, mientras que la escritura de novelas es solitaria, pausada y muy personal. La enseñanza del guión es un ejercicio de aprendizaje constante que permite reflexionar sobre el acto de escribir y crear historias.
—Su forma de entender el mundo de la brujería es abordada más desde el lado de sus cometidos de comadronas, sanadoras e interpretes de las piedras y de la naturaleza que tan bien relató Julio Caro Baroja. ¿Por qué cree que tuvieron tan mala prensa durante los siglos XVI y XVII?
—-Hay diversas teorías al respecto, pero es probable que en esos momentos la profesión médica emergente considerase un estorbo la competencia de las comadronas y sanadoras tradicionales que tenían su parroquia y sus clientes. ¿Qué forma mejor para desacreditar a mujeres con conocimientos que acusarlas de brujas en el sentido demoníaco del término?
—¿Por qué fueron las brujas el chivo expiatorio de la inquisición y la ignorancia? ¿Por qué muchas de ellas tuvieron que pagar con sus vidas la incursión en el esoterismo?
—Hay autores que lo achacan a la misoginia y a la pobreza de esas mujeres del mundo rural. Consideran que fueron chivos expiatorios de una política religiosa que pretendía dejar claro con el ejemplo que no admitía la disidencia ni la superstición.
—Hay una dicotomía entre el famoso Harry Potter de raíces celtas, en la que los hombres detentan los poderes mágicos, con nuestras brujas y meigas que eran siempre mujeres. ¿Cuál es la causa que hace poseedores de la magia a mujeres u hombres según la cultura de la que se hable?
—Habitualmente el poder ha estado detentado en todas las sociedades conocidas por hombres. La mayoría de magos, hechiceros o chamanes están reconocidos en las tribus como autoridades y dominan la esfera pública (ceremonias, rituales, reconocimientos, cargos). Así lo fueron también los druidas que ejercían un gran poder entre los celtas y de ahí su tradición. Las brujas, en cambio, no estaban ni han estado nunca vinculadas al poder. Sus conocimientos y sus prácticas mágicas se han «ocultado» a la vista u se han reducido siempre al terreno estrictamente privado, como casi todo lo que concierne al mundo de las mujeres.
—¿Se puede considerar literatura de género la que usted hace? ¿Qué títulos nos recomienda?
—Sí, se puede considerar que la guerra de las brujas pertenece al género fantástico. Recomiendo los libros de Terramar de Ursula K. Leguin y Las nieblas de Avalon de Marion.
—Compagina la literatura con la docencia de guiones. ¿Hay suficientes centros donde se pueda adquirir la técnica y las claves para la elaboración de los mismos?
—Actualmente se puede aprender a escribir guiones en la mayoría de carreras universitarias de comunicación audiovisual, aunque si se tiene interés específico por ello hay masters especializados y seminarios. La oferta es muy amplia.
—¿Qué le parece el fenómeno de florecimiento de las religiones en contraposición con la interpretación que hacían del mundo las brujas? ¿Tienen puntos de concomitancia?
—Hay teorías que defienden que las brujas eran sacerdotisas paganas de antiguas religiones vinculadas con la naturaleza y el culto a la diosa luna. Religiones panteístas, pues. En ese sentido, todas aquellas nuevas religiones que beban de esas raíces tendrán concomitancia con el supuesto mundo de las brujas, que por otra parte, difunde y defiende la secta actual de brujas Wiccas de gran predicación en EEUU.
(M. Sáez / Chus Sáez: "Las brujas Omar son mujeres modernas", Escuela, 15 de desembre de 2005)