Motivo para una poética

Contra el agua que del arpa las cuerdas
oxida y, turbia, arrastra trastos
y memoria, colinas y espejos,
contra el viento más oscuro que en la noche
abre en la roca profundas grietas
y hace y deshace la arena de las dunas,
contra el fuego invernal que los labios no quema
y sólo es el goteo transparente
del frío rocío en los párpados
quiero escribir estos versos.
Contra el surco más invisible de las nubes
y la nieve voraz que ahoga el musgo.
Contra la muerte, contra su blanco silencio.
Antes que huyan las últimas aves
y venga ya nuestra la soledad
quiero escribir estos versos, y dejar,
con los añicos de la copa última,
un testamento de rosas agrietadas,
la quimera de alguien que quizás fue,
un afán, una pasión, las palabras.


Bailarina

Si no hay muerte
qué importa la lluvia,
la ardiente arena del mal sueño
por el frío estremecida.
Si con el sol que huye
no llegase la oscuridad primera,
cómo beberíamos la escarcha de la luna.
Tierra exacta, sin ti no existe el corazón.
Pero danza mientras, bailarina,
gira de tristeza
sobre el estanque helado de nuestros sueños,
lentamente, al paso de una música remota,
sin abrirnos grieta alguna.


Puente de madera

Viejo puente de madera,
como los tuyos
mis ojos son de carcoma.
Pesados carros, llenos
del sillar de las canteras,
van hundiendo los tablones,
partiéndome lentamente los huesos.
Y el viento frío, y la lluvia de chatarra,
y el rumor de la corriente en la orilla
que en la noche sin estrellas
en riada todo lo arrastra.

¡Cómo querrías, vestida de acero
la cansada espalda,
de piedra picada las barandas,
las manos tan firmes
que en el alto caracol del vértigo
enlazarán por siempre el camino!

(Del llibre La luz furtiva. València: Brosquil, 2008. Trad. de l'autor)