De l'obra Ausías March y su época
"Sorpresa no escasa debe causar á quien, al hojear por vez primera la historia de nuestra patria literatura, se encuentra de repente, si es que abre por acaso sus páginas por aquellas en que éste se describe, con el asombroso florecimiento que alcanzó en el período que abraza los dos dilatados reinados de Alfonso V y de Juan II de Aragón, descuella, á manera de astro de primera magnitud en medio de numeroso grupo de estrellas de luz menos viva, el que fue apellidado por el más fecundo y docto en literarias disciplinas de su época, el marqués de Santillana, «gran trovador y varón de esclarecido ingenio»; el llamado por la mayor parte de los críticos de aquellos y de más cercanos tiempos Petrarca valenciano; el estrenuo y animoso caballero y elegantísimo y por todo extremo sutil poeta AUSIAS MARCH. ¿De dónde deriva el tal florecimiento, preguntárase sin duda á sí mismo, si es de los que se placen en remontarse á las causas de los hechos? ¿De qué punto arrancan las raíces que comunicaron su fecundante savia al majestuoso árbol poético, cuyas frondosas ramas se dilatan, embelleciéndolas y ofreciéndoles regalados frutos, por las dos provincias hermanas, Cataluña y Valencia, y en especial, y por más de media centuria, por esta última comarca?
No somos de los que creen que existen en los vastos campos del arte florecimientos aislados, cual en el desierto hállanse oasis completamente rodeados, á modo de islas de verdura, de mares de tostadas é infecundas arenas, por más que reconozcamos la posibilidad, por la historia demostrada, de que á deshora aparezcan, á impulsos de una suprema voluntad creadora, ingenios sobresalientes, en torno de los cuales, y en virtud de la vida que les comunican, brotan y florecen otros, como retoños de un tronco fecundo."
(De Ausías March y su época. Barcelona: imp. de la Vda. e Hijos de J. Subirano, 1882, p. 3-4)
* * *
"Que existen algunas semejanzas entre nuestro poeta y Petrarca es un hecho á todas luces evidente. Que se encuentran en las obras del primero pensamientos y versos que hacen que sin querer se vengan á la memoria otros parecidos del segundo, no hay quien, habiendo recorrido las páginas de uno y otro, lo ignore. Pero que el trovador valenciano, aprovechando la circunstancia casual de haberse enamorado, como el italiano, en una iglesia el Viernes Santo, haya celebrado esta circunstancia por igual manera y con palabras muy parecidas á las de éste; que haya destinado nuestro poeta algunos cantos á llorar la pérdida de su amada, cual consagró aquél multitud de sonetos á la muerte de la suya; y que un observador erudito y diligente versado en la lectura de las obras de ambos ingenios pueda apuntar, como con gran diligencia lo hizo el que fue nuestro amigo, señor Amador de los Ríos, varios versos de March que pueden creerse inspirados por otros del amante de Laura, no son, á nuestro parecer, fundamentos bastantes para sobre ellos establecer la semejanza entre uno y otro ingenio, ni deducir que fue el nuestro imitador del italiano."
(De Ausías March y su época. Barcelona: imp. de la Vda. e Hijos de J. Subirano, 1882, p. 42)