Atrapada al mirall
"Para reducir la persona a la condición de esclavo no se necesitan armas ni violencia física, sólo se necesitan técnicas de violencia psicológica", afirma uno de los personajes de Atrapada al mirall, un arquitecto judío que estuvo en campos de concentración nazis. Este fenómeno, el de los mecanismos de dominación, es el que aborda Gemma Lienas en esta novela, recién editada por Empúries en catalán y por El Aleph en castellano. Pero las atrocidades del nazismo no son el eje central de la obra, sino que aparecen en ella sólo como ejemplo extremo de las estrategias de dominación humana.
Gemma Lienas aborda la violencia psicológica en el seno de una pareja, poniéndola en paralelo a los sometimientos en campos de concentración o a las vejaciones y violaciones de mujeres durante la guerra de los Balcanes. Atrapada al mirall toma la forma de un thriller psicológico y, valga la redundancia, atrapa al lector. La historia se inicia cuando Gina, una historiadora que regresa a Barcelona tras investigar durante unos años en el extranjero sobre los campos de exterminio nazis, recibe la noticia de la muerte de su mejor amiga, la arquitecta Laura Bellido, que se ha despeñado con su coche por las costas del Garraf tras una cena romántica con su marido. Sospechando que algo no encaja en esta muerte, Gina empieza a hablar con las personas más próximas a Laura y logrará desentrañar una dramática historia.
"Mi primera intención no fue hacer un thriller, sino simplemente explicar, a través de la ficción narrativa, los mecanismos psicológicos de dominación –explica la escritora–. Es un tema que empezó a interesarme a partir de la lectura de ciertos libros de antropología, que desarrollaban teorías sobre los inicios de la esclavitud. Me di cuenta de que esos mecanismos se han repetido a lo largo de los siglos siempre que un individuo o grupo de individuos ha acumulado poder y se ha considerado superior a otro". Lienas, que ha investigado casos reales, no ha pretendido hacer una novela de tesis, pero sí mostrar que la violencia psicológica de género es "una dominación similar a la que puede darse en el trabajo, en un campo de prisioneros o en una dictadura".
En realidad, la autora ya denunció una triple modalidad de violencia –la de género, la escolar y la infantil– en su libro juvenil El diari blau de la Carlota (2006), que escribió cuando ya estaba trabajando en la novela que ahora publica. "Para convertirse en verdugo no hace falta estar loco o convertirse en psicópata –constata–. Y, de igual modo, para devenir víctima tampoco hace falta ser débil o masoquista: basta con pertenecer a un grupo de riesgo y sufrir de modo sistemático las estrategias del dominador". Para la autora, esos grupos de riesgo son "las mujeres, los negros, los homosexuales, los judíos, los niños, los dementes, los gitanos, los sin techo... es decir, cualquier grupo que no pertenezca al del poder".
Cuarta novela de Lienas para adultos, Atrapada al mirall reconstruye el perfil de la protagonista víctima a partir del caleidoscopio de testimonios que su amiga va reuniendo. "La historia no podía narrarse evidentemente a partir del punto de vista de la víctima, que está muerta, sino a través de las personas de su entorno". Este retrato poliédrico está simbolizado en el relato a través de los espejos, que cumplen un papel real en el curso de la historia (aparece en ella un espejo antiguo muy valioso y la protagonista utiliza elementos especulares en sus proyectos arquitectónicos), pero también la función alegórica de "mostrar el carácter poliédrico de los individuos y de la realidad".
(Rosa Maria Piñol: La Vanguardia, 29 de setembre de 2007)
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El DRAE dice que un basilisco es "un animal fabuloso, al que se atribuía la propiedad de matar con la vista", una sutil cualidad en verdad. Una segunda acepción, también del DRAE, amplía el concepto a "persona furiosa o dañina". Bien, pues de eso, de un basilisco, de una persona "furiosa o dañina que mata con la vista" trata Atrapada en el espejo, la última novela de la escritora Gemma Lienas, con quien hace unas fechas compartimos algunos aspectos de la misma.
La autora barcelonesa, en un momento dado, se interesó por los mecanismos psicológicos de dominación. "Es algo tan antiguo como el mundo y brota cada vez que un individuo o grupo de individuos acumulan poder y se consideran superiores a otros". Aunque los grupos humanos que han padecido estas lacras han sido muy diversos (negros, homosexuales, enfermos, dementes...), Gemma Lienas esgrime en su obra el precedente de la Alemania nazi.
"Introduje a Himmler como referencia histórica en la novela para ilustrar este caso. Himmler fue una persona que presentaba múltiples caras: por un lado, era capaz de enternecerse ante un cuadro de belleza incontestable y, por otro, ordenar que gasearan a centenares de judíos en las cámaras compactas de un campo de concentración. Eso demuestra que el ser humano es tremendamente complejo, porque hay momentos en que una misma persona es absolutamente perversa y otros en que no lo es". Además para ser un verdugo "no hace falta estar loco. Los torturadores no sufren ninguna patología. Cuando se producen estos casos es porque por medio existe un factor cultural, que les inclina a anteponer su superioridad a la de los otros, unido a la posesión de armas y poder".
Con Atrapada en el espejo, Gemma Lienas prosigue este interés por los conflictos psicológicos. "Desde siempre me he interesado por los conflictos emocionales, porque la línea entre la salud mental y la enfermedad es tan tenue que todo el mundo en algún momento de su vida la cruza". Claro que para escribir sobre ello ha debido documentarse profundamente (…).
Atrapada en el espejo, está concebida como una estructura circular no cerrada, en la que cada personaje aporta su granito de arena para proporcionar al lector las suficientes pistas que le permitan configurar la singular personalidad de Básil, cuyos comportamientos no pasan inadvertidos para nadie. "Al principio, pensé en contar la historia desde el punto de vista de la víctima. De este modo los roles de víctima y verdugo hubieran estado claros desde el principio. Pero yo quería que el lector pensase, que se involucrara y descubriese por sí mismo la historia". Todos los que intervienen (Sergio, Miguel, Ana, Raquel ...) aportan nuevos datos: unos, para corroborar lo que dijo el que les antecedió; otros, para ampliar lo ya dicho o, incluso, para contradecirlo abiertamente, suministrando puntos de vista diferentes. Sin duda, este es el apartado más rico de la novela, el nudo gordiano, porque, además, en este sentido, Gemma Lienas es tremendamente equitativa hasta el punto de que permite a Básil contar su propia versión de la historia. "Si uno se fija, observa que en mi novela cada personaje habla de un modo distinto. Es algo consciente. Algunos hablan en primera persona, porque existe una relación muy estrecha entre Gina y ellos. Otros, sin embargo, lo hacen en tercera, porque eso marca una distancia y es la propia protagonista quien resume e incluso interpreta lo que le han contado". (…)
Leer Atrapada en el espejo es un ejercicio de introspección, de investigación, de observación. ¿Cuántas situaciones como las que narra esta novela percibimos a nuestro alrededor día tras día? Muchas, sin duda. Y lo que es todavía peor: las vemos pero no las detectamos porque aparentemente no ocurre nada. Quizá su lectura nos proporcione una nueva herramienta, una linterna con la que alumbrar esa jungla diaria que es nuestra vida, y la de los otros, donde se ocultan muchas verdades insospechadas, auténticas realidades que nuestros ojos no ven pero están a la vuelta de la esquina. Sí, de la esquina.
(Herme Cerezo: Siglo XXI, diario digital independiente, plural y abierto, 15 de febrero de 2008)