—Por qué se dedica usted a escribir?
—Va unido a mi afición a la lectura, ya desde pequeño, y a mi gusto (y dedicación profesional) por el conocimiento de la lengua. En el proceso de escribir una historia, los mejores momentos son, por una parte, la llegada de ideas, desde las más generales, que configuran el plano de la obra, hasta los detalles que le dan sabor. Y, por otra parte, está el proceso de revisión de la historia en el momento en que, una vez resueltos los hilos de la trama, te puedes recrear en el trabajo más estrictamente lingüístico.

—¿ Y por qué precisamente para niños y jóvenes?
—No es por premeditación. Las historias que he tenido en mente, básicamente de corte fantástico, han cristalizado en narraciones para edades bastante diversas, desde 6 u 8 años hasta los 14. Sí que intento, una vez determinado el tipo de historia y el tratamiento que quiero darle, ser coherente con ese lector potencial de una franja de edad concreta al que me dirijo.

(Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil, núm. 60, 1994)

* * *

—Com sap si els seus contes agraden als lectors joves?
—Normalment no falla. Quan jo m'ho passo bé, funcionen. Els passo a nebots i mainada i els demano quins contes troben millors. A les escoles faig la mateixa operació. De tota manera, no acostuma a fallar. Els contes que agraden al lector gran són els que agraden als nens. El que costa a vegades és determinar l'edat del lector més adient al conte i sovint és l'editor qui m'ho diu.

(El Temps, 1 de juliol de 1991)