Autors i Autores

Isabel de Villamartín Thomàs
1837-1877

Antologia

I
A los montes de Occidente
el sol ha llegado ya,
para encender con sus rayos
la estrella crepuscular.

II
Inmenso rio es la vida
que arrastra a la humanidad,
y entre sus revueltas olas
la lleva a la eternidad.

III
La bóveda de los cielos
está cubierta de azul
y las almas de los justos
a las estrellas dan luz.

IV
Las puertas de la otra vida
las abre la caridad,
no digas -que Dios te ampare-
si tienes algo que dar.

V
Lazos que forma el amor
fácilmente se quebrantan,
si un solo nudo se rompe
todos ellos se desatan.

VI
Dicen que no me has querido
porque eres rica y yo pobre,
aunque estés bañada en oro
se verá que eres de cobre.

VlI
Me cubrieron de cadenas
por oprobio y por tormento,
mi cuerpo estuvo en prisiones
pero no mi pensamiento.

VIII
Los dos estaban a solas,
los separaba el rubor;
él... recordó el paraiso,
ella... el castigo de Dios.

IX
Mirad, mirad a lo lejos
el sol que brilla en el mar,
con cargamentos de estrellas
vereis las olas llegar.
 

X
La noche es la consejera
de las almas fatigadas,
acude a prestarnos sueño
y nuestros párpados baja.

(Horas crepusculares. Colección de cantares y seguidillas. Madrid: Ed. C. González, 1865, p. 21-24.)

* * *

Clemencia Isaura

III
Clemencia Isaura, la gentil doncella,
de totas las hermosas la escullida,
la que té sols los pensaments d’un ángel,
la que un cor d’or en lo seu pit abriga,
contempláula que dolsa y seductora
de amor y sentiment imatge viva!
Cantáu, amors, sas gracias y bellesa
de dolsas flors sembránt la seva vida!

Lo sonris del plaher brota en sos llabis,
la flama del amor brilla en sa vista,
lo sèu semblant tant sols passió revela
dès que Raul ab tot lo cor estima.
¡Raul! Nom mágich de esperansa hermosa,
que estreméix de son cor totas las fibras,
lo pensamént á altres regions eleva
y allí contempla sens rival la ditxa.

No es la nineta que ja riu, ja plora,
que per desitj de poca edat suspira,
es ja la dona que en lo cor amaga
la font de un sentiment que no sabia.

Y mes pur trova’l cel, y las estrellas
mes brillo tenen en la nit tranquila,
lo sol mes raigs per fecundar las plantas
y’ls núvols mostran mes preciosas tintas.

Amor immens al Trovador consagra,
y espera sempre lo finar del dia,
perqué es la hora del crepúscol bella,
y en alas de són cor portant sa ditxa,
al jardí baixa ab planta silenciosa,
que hi vá á buscar las auras de la vida,
mentres la brisa deslligada corra
y á sos costats ab sentiment suspira.

Cuant sent de l’harpa las acordes notas,
acostantse s’en vá á la cerca viva,
y aparta sempre las fullosas brancas
y sempre hi trova de Raul la vista.

Y parla ‘l cor, y la paraula calla,
y son las flors las misatjeras vivas,
pus que també las flors tenen sa llengua
cuant es lo amor lo mestre que las guia.

(“Clemencia Isaura” dins Jochs Florals de Barcelona de 1859. Barcelona: Llibreria de Salvador Manero, 1859, p. 73-74)

* * *

A Catalunya

Donam inspiracio Musa estimada,
dona forsa y dulzuras á ma veu
que la brisa que corre regalada
á confins mòlt remots portará en brèu.

No he nascut, Catalunya, en tas riberas,
mès en ellas ma infáncia jo he passat;
y foren catalanas verdaderas
las primèras paraulas que he parlat.

Puig la mare amorosa que tenia,
mare rica en virtuts com no n’hi ha,
va véurer la primera llum del dia
en lo célebre y fértil Ampurdá.

Per aixó, Catalunya, en tu jo espero
y t’ dedico en ta llengua pobres cants;
que ton poble y lo meu que tant venero,
ja may foren renyits, sempre germans.

Es rica y molt brillant la teva história,
y está escrita en carácter immortal;
y corona s’ cenyeix de altiva gloria
la ciutat que portá manto condal.

[…]

Jo escolto per la selva silenciosa
lo cantar del aucell, son morador,
que diu sempre ab sa veu armoniosa
llibertat, llibertat junt ab amor.

No tens, no tens rival, oh Catalunya!
éts la envidia constant del estranger,
y daría lo ceptre que éll empunya
per lograr sobre tu tenir poder.

Jo prego a Dèu etern de cel y terra,
que llum ha dat al mon y escuma al mar,
que encar’ que sia en mitg de crua guerra
ma vida en lo téu sól puguia acabar.

(“A Catalunya” dins Los trovadors moderns. Barcelona: Llibreria Nacional y Estrangera de Salvador Manero, 1859, p. 63-65.)