Con los cinco sentidos: Adiós, y buena suerte.
Grancú, un osezno, asiste a una reunión de todos los animales de la selva donde se decide «si los animales más jóvenes ya estaban preparados para iniciar su camino en solitario». A pesar de ser muy joven, decide intentarlo. Lo consigue y, cuando sale de su cueva por la mañana, vuelve la cabeza, y, «en la oscuridad de la cueva consiguió divisar el brillo de unos ojos que seguían sus movimientos».
(Sinopsi). Versión en castellano del libro.